
En Svínoy, pareciera que el tiempo se detiene, y sobran las oportunidades para relajarte y recargarte, aunque generalmente me toma unos días poder relajarme completamente. Cuando estás acostumbrada al constante ruido de las grandes ciudades, el silencio puede ser un poco intimidante. A veces cuando despierto aquí en las Islas Feroe, me pregunto si estoy sorda, porque es muy callado.
Si apagas el televisor y la radio, lo único que escucharás será el balido de las ovejas. Ese balido se escucha hasta mediados de Mayo, cuando las ovejas dejan el pueblo para pasar el verano en las montañas. Sus vacaciones en las montañas duran hasta principios de octubre cuando el clima comienza a ponerse más frio, y las ovejas regresan de vuelta al pueblo.
Cuando las ovejas están en el pueblo, se les da comida dos veces por día, y desde que Poul llegó hace un par de semanas, ha estado a cargo de alimentarlas. Ya reconocen a Poul como el Hombre del Overol Azul, y cuando lo ven desde lejos vienen corriendo y balando.
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