Steve y yo estábamos de vuelta en Chinatown en otra aventura culinaria, y el plan no podía ser más simple. Íbamos a buscar un lugar para comer pato Pekín. Supuestamente Big Wong lo hace bastante bien, así que ahí terminamos. Pero no pasó mucho tiempo para darnos cuenta de que el pato no era la estrella de la noche. Casi todas las mesas a nuestro alrededor pedían langostas con jengibre y cebollines. Plato tras plato salía de la cocina, humeante y demasiado tentador, y en cuestión de minutos ya habíamos decidido que también queríamos probarlas.
También pedimos los cheung fun, llamados rice crepes en el menú. Son rollos de fideos de arroz al vapor, suaves, sedosos y con un toque elástico cuando están bien hechos. Los nuestros venían con camarones y cerdo asado. Estaban bien, pero no impresionaban. Probablemente no los pediría de nuevo.
La langosta, en cambio, estaba tan buena como parecía. La carne era fresca y jugosa, y la salsa tenía esa mezcla suave y aromática de jengibre y cebollines. Me arrepentí en el acto de no haber pedido arroz porque quería aprovechar hasta la última gota de esa salsa. Un plato muy bueno a un precio muy bueno (45 dólares en octubre de 2025) para Nueva York, especialmente tratándose de langosta.
Si vas a Big Wong, deberías pedir la langosta si está disponible. En el menú aparece como “2 Lobsters with Ginger and Scallions”, y es una de las mejores langostas que he comido en mucho tiempo. Con arroz al lado, alcanza perfectamente como plato principal para dos personas. El pato Pekín quedará pendiente para otra visita.
Big Wong, 67 Mott St, New York, NY 10013