Steve y yo dábamos un paseo nocturno por Central Park cuando de repente vimos a una mamá mapache salir de los arbustos un poco más adelante en el camino, con su cría justo detrás. La mamá se detuvo un instante para asegurarse de que era seguro cruzar antes de salir. Caminaba con paso decidido mientras el pequeño la seguía de cerca. Cruzaron el sendero y desaparecieron en silencio entre los arbustos del otro lado, sin preocuparse por el pequeño grupo de personas que se había detenido a mirar.
He visto muchísimas ardillas en Central Park, además de tortugas, varias especies de aves e incluso un zorro una vez, pero era la primera vez que veía un mapache. Es increíble cuánta vida salvaje hay aquí, justo en el corazón de Nueva York, si te tomas un momento para observar.
Los mapaches viven en libertad en la mayor parte de Estados Unidos, y en Nueva York hace tiempo que se han adaptado a la vida urbana junto a las personas. Suelen salir de noche, y parques como Central Park son de los mejores lugares para verlos, tal como nos pasó aquella noche. Pero aunque se vean adorables, hay que recordar que son animales salvajes. No hay que alimentarlos ni acercarse demasiado, basta con mantener la distancia, disfrutar del momento y dejarlos tranquilos.
